miércoles, 30 de enero de 2013

La gacela negra

Wilma Rudolph sufrio a los seis años un ataque de poliomelitis que por poco la deja lisiada para el resto de su vida. Pero con tesón y fuerza de voluntad se convirtió en la mujer más rápida del planeta.

Wilma Rudolph fue la vigésimo hija de los veintidós que tuvieron una pareja de obreros de Clarksville, Tennessee y aunque el gran público la recuerda en lo más alto del podio de los Juegos Olímpicos de Roma 1960 la vida de esta gran atleta estuvo plagada de adversidades y penurias.

Lo que está claro es que no nació con estrella, bebé prematuro de menos de dos kilogramos soportó una doble neumonía, la escarlatina, la varicela y el sarampión antes de haber cumplido un año de vida y con seis años sufrió un ataque de poliomelitis que por poco la unen a un juego de muletas de por vida. Su pie izquierdo quedó torcido de por vida y esa misma pierna la tuvo paralizada varios años, durante los cuales llevó unos arneses para poder andar. Los médicos aseguraban que nunca caminaría con normalidad, al menos no sin muletas, pero se confundieron.


En los años cuarenta, cuando nació Wilma (23/06/1940) la segragación racial estaba en su apogeo y en los hospitales no estaba permitido prestar atención a los negros por lo que la vida de esta atleta fue una carrera contra reloj desde el momento mismo de venir al mundo. Fue gracias a sus padres por lo que no quedó lisiada de por vida ya que fueron estos los que llamaron a las puertas del Hospital Universitario Meharry, de la Universidad de Fisk, cuya mayoría de estudiantes eran negros y gracias a los cuales Wilma recibio la atención necesaria para hacer frente a la enfermedad. Hasta este Hospital iban y venían dos veces por semana sin importarles los 70 km de distancia que les separaban de su hogar. Así estuvieron durante dos años hasta que nuestra protagonista pudo caminar no sin ayuda de una aparato ortopédico del cual se desprendió a los 12 años. A esa edad ni siquiera necesitaba apoyarse en unas muletas y era la nueva heroína de la casa, sus hermanos la enseñaron a jugar al baloncesto y pronto quiso seguir los pasos de su hermana Yolanda, jugadora de baloncesto. Este afán de superación la llevaron a destacar en el equipo de baloncesto de su instituto, el Burt High School, con el que ganó varios campeonatos escolares. Fue precisamente mientras disputaba uno de estos partidos cuando Ed Temple, responsable del equipo femenino de atletismo de la Universidad de Tennessee se fijó en ella y la invitó a participar en un campus de verano. Entonces Wilma sólo tenía 15 años y en ese preciso momento comenzó su fulgurante carrera en el atletismo.


 Ed Temple se convirtió en su entrenador y junto a él la futura gacela logró una progresión tal que un año más tarde ya estaría disputando los trials que la llevarían a los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956 en las pruebas de 200 metros lisos, donde no llegaría a la final y en la de relevos 4x100 en la que ganó la medalla de bronce.

La joven promesa de la selección estadounidense recibió una beca para estudiar en la Universidad de Tennessee y así poder estar más cerca de su entrenador. En 1958 tuvo a su primer hijo y en 1959 fue campeona nacional de 100 metros lisos, un título que consiguió durante tres años consecutivos. En 1960 también ganó los 200 metros lisos pero ese año era Olímpico y su mente estaba en otro sitio: quería ser campeona Olímpica.


No solo cumplió su sueño sino que además en Roma se convirtió en la primera mujer norteamericana en ganar tres medallas de oro en unos Juegos Olímpicos: ganó los 100 metros lisos con tres décimas de ventaja a la británica Dorothy Hyman, ganó el 200 metros lisos e hizo lo mismo en el relevo 4x100 donde además batió el record del mundo (44,4).


Las fotografías de aquel apabullante triunfo muestran a una Wilma guapa y feliz en el podio. Su silueta era sencillamente perfecta, media 1'80 de altura, pesaba 60 Kg y flotaba por delante de sus ribales sin aparente esfuerzo.

Sus triunfos en la capital Italiana la llevaron a conocer al papa Juan XXIII, aunque más ilusión la hizo la fiesta de bienvenida que la tenía preparada su pueblo natal, Clarkville. Una fiesta que estuvo a punto de no celebrarse, ya que la organización no permitía que los negros participasen en ella, a lo que nuestra protagonista se negó rotundamente y gracias a su perseverancia hizo de ese desfile de bienvenida el primer gran acontecimiento multirracial de Clarkville.


A partir de ese momento gran parte de su vida estuvo dedicada a la lucha contra el racismo. En lo deportivo, 1961 fue un buen año para ella, igualó el record del mundo de los 100 metros lisos en Moscú (11,3) y pocos días después lo batió en Sttutgart (11,2). En el mejor momento de su carrera deportiva, cuando la prensa la apodó la gacela negra o perla negra decidió retirarse y cuidar de sus cuatro hijos. Luchó por la integración de la mujer en la sociedad y ayudó a los jóvenes marginales a prosperar a través del deporte gracias a la Fundación que creó. A ella se entregó en cuerpo y alma hasta que a los 52 años se enfrentó a su mayor rival. En 1994 corrió su última carrera, una carrera que no pudo terminar, la carrera contra el cáncer. Un tumor cerebral puso punto y final a su vida, de la misma manera que nosotros ponemos punto y final a esta bonita historia de superación personal.

lunes, 28 de enero de 2013

Cto. de Extremadura de cross 2013

Ayer se celebró el campeonato de Extremadura de campo a través y se celebró en un marco incomparable, el circo romano de Mérida. Tan incomparable escenario acoge el regional de cross por tercera vez en los 31 años de historia de este campeonato: 1983, 2010 y 2013.

Ya competí en este circuito en el 2010, entrando en 7º lugar senior, pero no lo recordaba tan bonito, es un circuito fantástico, rápido y acogedor, ideal para ser la sede de un campeonato de España.


En cuanto a la carrera, estoy bastante contento porque como he explicado en entradas anteriores no estoy entrenando tan bien como quisiera, pagando un bajón anímico y psíquico que tuve en los meses de Diciembre y Enero, así que el 4º puesto senior conseguido me sabe muy bien, a 100 metros del pódium y terminando con buenas sensaciones.


Me faltó un kilómetro para disputar el pódium pero sin duda me quedo con un gran día en mi retina, compartido con grandes personas y atletas. Gracias a Laura y Marga por acompañarme, animarme y aguantar mis manias.

Esta buena carrera me da una vocanada de aire y me permite ilusionarme con la recta final de la temporada de invierno. Con la actuación de ayer espero sellar mi participación en el Cto. de España de cross absoluto con lo que cumpliría uno de los objetivos de este invierno. Así que suma y sigue y como decían los romanos emeritenses: !Fuerza y Honor!


Seguramente nos veamos este fin de semana en el cross de Castrocontrigo.

- Autonómico de cross 2012

Un saludo

miércoles, 23 de enero de 2013

En vísperas del autonómico extremeño

Hoy he realizado las últimas series antes de correr el domingo en Mérida el Cto. de Extremadura de Cross largo. Últimamente no he entrenado muy bien, bueno, realmente no he levantado cabeza desde la San Silvestre Vallecana. Este año no he hecho más que darme contra el muro una y otra vez, no corrí bién en Canillejas, corrí bastante peor que el año pasado en Cantimpalos y ya con una merma considerable de mi confianza corrí muy mal en la San Silvestre Vallecana.

Ha pasado el tiempo y creo que una de las causas que hacen que ahora mismo no esté en un estado de forma formidable es precisamente el no haber creido en mis posibilidades a partir del chasco de Canillejas, levanté el pié, psicológicamente me vine abajo y ahora estoy pagando ese bache, al fin y al cabo en el atletismo nada sucede por casualidad.

Aunque son varias las semanas en las que no he entrenado todo lo bien que debiera creo que saldré de esta, solo necesito un poco de motivación y quizás algo de descanso, el hematocrito dictó sentencia hace un par de semanas: 38.

Hoy he retomado sensaciones, he venido motivado de mi viaje a Badajoz y he hecho 7x1000 rec 1' + 1x500 rec 2' a: 3'03, 3'06, 3'05, 3'06, 3'05, 3'06, 3'02, 1'25

El Domingo más